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En tiempos de Covid 19, el deber nos llama.

En tiempos de Covid 19, el deber nos llama.

Por: Miladys Moreno Sesé/ DECOM

Con la confirmación de los primeros casos con la Covid 19 en Cuba, comenzó a implementarse el plan nacional de prevención y contención de la enfermedad. Entre las acciones implementadas en el país, de gran efectividad para el manejo de la epidemia, se destaca la creación de 1519 centros de aislamientos para pacientes sospechosos y contactos de confirmados. Profesionales de las diferentes universidades de la isla protagonizaron esta experiencia.

La Universidad de Matanzas fue una de las instalaciones convertidas en centro de aislamiento en este escenario. Estudiantes y profesores de esta casa de altos estudios dieron el paso al frente para apoyar una vez más a la Revolución en esta batalla, prestando atención al personal aislado. Constituyó una experiencia difícil pero única para muchos de los involucrados en esta tarea.

Una de las protagonistas de esta iniciativa cubana, y que merece ser reconocida en este periodo, es Maureen Valdés Pérez, estudiante que cursa la carrera Licenciatura en Derecho y que no dudó en responder al llamado de su país cuando más era necesaria. Esta joven, junto a otros compañeros asumieron la tarea encomendada por la dirección de la FEU y de su universidad con disciplina, dedicación y entrega.

La joven, en intercambio con el equipo editorial del Universitario, expresó cuánto representó para ella esta vivencia. “Nunca imaginé que iba a aportar tanto, ni cuán necesaria iba a ser mi presencia en el centro de aislamiento”.

¿Cuál fue su primera reacción al recibir el llamado?

  • La llamada nos sorprendió a todos. Cuando oí la noticia, aquello fue una bomba para mi familia y para mí. En un primer momento todos empezaron a llorar, se pusieron histéricos, por la preocupación de lo que pudiera pasar al exponerme al contagio en un centro que hospedaba a personas que podían ser positivos a la enfermedad. Siempre me mostré dispuesta, y pasado un rato, mi familia comprendió que más que fuera necesario, yo quería hacerlo.

Ese momento fue muy cómico y sentimental a la vez porque en el momento en que me llamaron para avisarme, casualmente veíamos un espectáculo de la Colmenita sobre Abdala. Justamente cuando en la escena en que Abdala le dice a su madre que partía en defensa de la Patria, mi mamá me miró y me dijo, y tú también, tan guerrillera.

Durante su estancia, fueron muchas las funciones que ejerció; apoyó a la limpieza de las habitaciones, a la lavandería, al servicio de comedor, entre otras. Tuvo crecer rápidamente en un corto tiempo. Sobre la experiencia compartió:

  • Puede parecer un cliché, pero yo creo que era una persona antes y otra ahora. Empezando por el punto básico de que en mi casa solo he limpiado una vez en la vida; imagínese que mi papá me ve con el haragán y la escoba y dice que estoy arando la tierra. Aquí me he hecho amiga de los haraganes, de las escobas de los cubos, de las frazadas, somos inseparables. Muchas horas, prácticamente sin descanso, pero no me quejo ni me arrepiento de cumplir con mi deber. Esto es como la pelota que empieza a las 6:30 am y se acaba cuando se acabe.

¿Y cómo se mantuvo tu familia durante la jornada en el centro de aislamiento?

  • La familia es lo más complicado en esta historia, a la vez que uno cuando entra aquí se le cierra el mundo exterior y pierdes la noción del tiempo. Mi familia siempre preocupada, nos comunicábamos por teléfono y yo trataba de mantenerlos a todos tranquilos porque realmente todo marchaba bien. Claro que yo también me sentía preocupada por ellos al igual que por mis abuelos que son vulnerables a la enfermedad, pero estaba segura de que ellos estaban bien.

¿Qué recuerdos guardas de esta experiencia?

  • En cumplimiento de esta tarea he tenido que compartir con muchas personas, niños, jóvenes, ancianos. Y ese contacto con pacientes y médicos, me enseñó cuánto podíamos hacer nosotros los jóvenes en apoyo a la atención médica y a las familias que esperaban ansiosas por el resultado del PCR.

Aquí soy la abogadita, la muchachita que siempre está de un lado a otro de hormiguita loca sin parar. La joven que lo mismo ayudaba a conseguir una respuesta médica sobre la duda de un paciente que respondía a interrogantes relacionadas con mi profesión. Recuerdo escuchar en medio de una frazada y un trapeador una voz que me decía, ¡hay abogada le tengo una pregunta que no me puedo ir sin hacérsela! Realmente fue muy reconfortante haber podido ayudar a tantas personas. Me llevo un técnico medio en medicina y creo que he repartido un poco de derecho por aquí.

Este momento nos ha permitido a los jóvenes demostrar nuestros valores de solidaridad, humanismo y responsabilidad ante cualquier tarea que nos asigne la Revolución, asimismo la presencia de la FEU en cada batalla que libra nuestro gobierno y nuestro partido.

A pesar de su corta experiencia y juventud, se desempeñó con responsabilidad y disciplina durante la jornada que cumplió en el centro de aislamiento. Ella es uno de los tantos ejemplos de jóvenes que demostraron a Cuba y al mundo, cuánto han aportado nuestros jóvenes a la lucha contra la Covid 19.

 

 

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