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Otras historias para recordar

Otras historias para recordar

  1.  Por: Yasnier Hinojosa
    I
    Uno siente un cosquilleo cuando comienza a despedirse…nos hemos tomado más fotos que una quinceañera…todo queda atrapado en imágenes, lástima que en algunas, una inexperta fotógrafa haya metido un intruso dedo delante del lente, por tanto en algunas instantáneas para la posteridad aparece el equipo de voluntarios y médicos junto a un fotogénico e intruso dedo “meñique”…
    II
    El día anterior a la partida una paciente me pregunta si puede llevarse dos bandejas, pues su compañera de cuarto no se encuentra bien – ¿Necesita que le informe al personal de la salud?- pregunto…-No, no es malestar físico…resulta que hoy le ha llegado el resultado del diagnóstico de su niño y lamentablemente, también, es positivo- me confiesa…unas horas después hacemos una pequeña fila para despedir a la madre…en la entrada hay una ambulancia, diviso entre la puerta del vehículo semiabierto el rostro de un niño, se unirá con él en su traslado al pediátrico…
    III
    A las 10 y 30 pm el chorrito de agua expira y salgo al exterior para ver si en la cisterna queda algo del preciado líquido para bombear y así lograr la higienización de nuestros cansados cuerpos. Afuera me tropiezo con los médicos, tampoco se han bañado, terminaron de pasar visita por los tres pisos .Un taxi- ambulancia se detiene, con un caso para ingresar…-No debe ser para este edificio, estamos llenos en esta sala del hospital de campañas quizás hay un error- dice Ernesto el médico…-Pero a mí me dijeron que es aquí-insiste el caprichoso chofer. Alguien le sugiere que consulte con el Puesto de mando para aclarar donde debe ser ubicado el recien llegado…pero el chofer se niega, actua como si fuera un robots y persiste en dejar al paciente …El galeno le explica, que no puede admitirlo, ya tiene la experiencia de una noche , en que un ser insensible ante una situación similar, de no tener capacidad, dejó en la puertas a un enfermo y se marchó entonces él tuvo que hacer marabares para poderle crear condiciones…entoces el conductor con toda la desfachatez del mundo, como sujeto al que nunca lo caló la savía martiana de : “Se necesita ahora más que nunca, templos de amor y humanidad que desaten todo lo que hay en el hombre de generoso y sujeten todo lo que hay en él, de crudo y vil.” Confeso haber sido él, el autor de aquel deshumanizado hecho…entonces el médico haciendo de tripas corazón para no irle encima al infractor cambió la rabía y el enojo por una lágrimas de impotencia…
    III
    Veronica, parece que se ha fugado, así me cuenta el profe que se encarga de hacer el pcr…él fue a buscarla personalmente hasta su cuarto para hacerle la prueba y no la encontró…con esa noticia se amanece…especulamos las maneras y horas en que debío ocurrir la huída; también las consecuecias del irresponsable acto…para consuelo de muchos y no tener que ir a buscar al mismísimo Sherlock Holmes…Verónica no ha protagonizado ninguna escapada fantástica, la paciente fue traladada de sala…Aspecto que no era del conocimiento de gran parte de los presentes.
    IV
    Por el mismo caminito que vinimos vienen los otros, deben sentir la misma sensación que sentimos cuando llegamos, reconozco desde lo lejos el cabello rojizo de Lisandra Velázquez Ballester y ya próximos los rostros de Javier Díaz Pineda y Alexis el profe de Cultura Física, son nuestros relevos…ya juntos ambos equipos sentimos un bullicio enorme en el edicio, decenas de pacientes se han acercado a las ventanas de sus habitaciones y con sus aplausos agradecen nuestros servicios…sentimos todos una opresión en el pecho y un ardor que nos invade…creo que es tanto el calor humano que exhala el momento, que puede provocar un sobrecalentamiento en la atmósfera capaz de hacer derretir los mismísimos casquetes polares.