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¿Qué pasa en Matanzas con la COVID?

¿Qué pasa en Matanzas con la COVID?

 

Todo el país gira hacia este territorio con mirada alarmante, pues el cuarto rebrote de la COVID-19 en la provincia, agravado por la presencia de diferentes variantes del virus, impone un panorama que preocupa a los de dentro y a los de fuera.

Por: Daniela Ortega Alberto/ estudiante de periodismo/ Revista Alma Máter

La «guagua de la COVID» parquea en medio de mi barrio; una persona vestida de blanco, con nasobuco y careta, baja del ómnibus y espera un poco, impaciente, en el portal de los vecinos de enfrente. Bajo una tormenta eléctrica, Daysi, la madre de los jimaguas, aborda con uno de sus pequeños el vehículo. Entre sombrillas y mascarillas el niño muestra cierta expresión de alegría, como si comenzara una expedición al mando de ese señor vestido de astronauta.

Este 1ro de julio de 2021 la provincia de Matanzas reportó 916 casos positivos a la COVID-19, cifra más elevada en el territorio hasta la fecha. Un récord de los que nadie quiere romper; y que hasta hoy, ha ido creciendo en los últimos siete días, una y otra vez.

Los yumurinos siempre soñamos con ocupar el primer lugar, pero solo si se trata de la Serie Nacional de Béisbol. Sin embargo, más de 3500 pacientes en la última semana colocaron a los matanceros al frente de las provincias afectadas por la pandemia en Cuba.

Todo el país gira hacia Matanzas con mirada alarmante, pues el cuarto rebrote de la COVID-19 en la provincia, agravado por la presencia de diferentes variantes del virus, impone un panorama que preocupa a los de dentro y los de fuera.

Lo que pasa en Matanzas…

«Ustedes andan al berro, al despelote, oye que fuego», así respondió una amiga de Guantánamo, hace pocos días, al estado de WhatsApp donde publiqué las cifras de contagios. Más allá de entender su preocupación por mí, comencé a darle vueltas a una interrogante: ¿Los matanceros somos los responsables de esta situación?

Sin fuertes matices pesimistas, resulta complicado realizar un análisis de lo que sucede en la Atenas de Cuba, pues no solo estamos hablando de un peligro para la salud de la población, sino también de un asunto polémico en el que muchos ciudadanos prefieren buscar culpables y no soluciones.

Primeramente, es necesario aclarar que todos los contagiados en la provincia no son personas irresponsables que transitan sin nasobuco por espacios públicos o celebran fiestas multitudinarias. Muchos de los enfermeros contrajeron el virus a pesar de cumplir con las medidas sanitarias y de las restricciones vigentes. Lo anterior no exime de culpa a indolentes sin percepción de peligro, que no piensan en el riesgo que puede correr su vida y la de quienes los rodean.

¿Cuál es la causa de esta situación en la provincia?, pues existen varias respuestas a esta interrogante, y las redes sociales constituyen un campo de batalla donde predominan criterios y hasta discusiones. Opiniones que están mediadas por vivencias personales e ideologías; no obstante, varios factores merecen razonamiento.

En medio de un déficit en el abastecimiento de comida y de artículos de primera necesidad, las colas en puntos de venta constituyen un mal necesario. Numerosas familias no tienen miembros jóvenes para llevar a cabo esta ardua tarea, y proteger así a los vulnerables; numerosas son las personas de la tercera edad que pasan horas en estas aglomeraciones. Por tanto, sería oportuno ampliar el sistema de mensajeros para dichos ciudadanos, y acercar los productos de primera necesidad a las comunidades más alejadas.

Ahora bien, las aglomeraciones en las colas sí son un problema solucionable, pues cumplir con el distanciamiento físico requerido es responsabilidad de todos los que allí confluyen y de las autoridades y esa condición, en muchos casos, no se respeta.

Desde el mes de abril el Consejo de Defensa de Matanzas, en aras de controlar el contagio, dictó una serie medidas que incluían -entre otras- la suspensión del transporte local e intermunicipal, la disminución de tráfico de vehículos no autorizados en horas de la tarde y la prohibición de circulación a los ciudadanos en las calles luego de las 8:00 P.M.

Si poco fue el seguimiento que se le dio a estas medidas, mucho menor fue su cumplimiento. Luego mejoró de forma gradual la situación epidemiológica en la provincia y, nuevamente, las personas volvieron a la playa, los corredores a hacer ejercicios en avenidas y el tráfico de personas y vehículos a toda hora entre consejos populares y municipios.

Luego llegó la variante Delta de la COVID-19 a Cuba y con ella el aumento de contagios, dentro y fuera del hogar; situación que ha disparado los casos positivos en niños y en familias enteras, pues nos adaptamos a mantener las medidas sanitarias en el ámbito social y laboral pero no siempre en el familiar.

La Organización Mundial de la Salud alertó que, en comparación con otras existentes, la variante Delta puede ser un 60% más contagiosa. Muchos matanceros aseguran que llegó a la provincia a través de los turistas extranjeros que desde hace pocos meses visitan el balneario de Varadero, ubicado al norte del territorio. Esta teoría, aunque probable, no ha sido acreditada por autoridades sanitarias.

Es necesario tener en cuenta que el turismo es uno de los eslabones fundamentales de la economía cubana, y que en estos momentos se agravaría la situación del país si prescindimos de esos ingresos. Son varios quienes exigen el cierre de aeropuertos, sin detenerse a pensar en las implicaciones económicas para la Isla y para las familias matanceras, que en muchos casos dependen sus ingresos de este sector.

Hace pocos días las autoridades cubanas elevaron los protocolos de control sanitario en fronteras, procedimiento que debe ir acompañado de la exigencia a los turistas nacionales y foráneos en hoteles y zonas de recreación; algo que no siempre vemos en estos sitios.

Lo que nos toca superar

Volviendo a mi interrogante del inicio, no creo que todos los matanceros seamos culpables de las condiciones en que se encuentra la provincia. Existen demasiadas personas que cumplen a cabalidad las medidas sanitarias establecidas, incluso, combaten el virus desde varios escenarios. Pero nos falta pensar en todos los que nos rodean, en la comunidad unida que necesitamos ser.

Más de un centenar de locales han sido habilitados como centros de aislamiento y hospitales de campaña para atender a sospechosos o pacientes positivos al virus. Las autoridades de la provincia no han cesado en su labor y acaban de modificar el plan de enfrentamiento a la COVID-19 con medidas que, bien ejecutadas, lograrían disminuir el rebrote.

La desesperanza no debe imponerse, actualmente el candidato vacunal Abdala recorre el organismo de un gran por ciento de la población en los municipios de Cárdenas, Colón y la cabecera provincial, mientras que el resto de los territorios yumurinos inician o se preparan para la primera fase de vacunación.

La esperanza crece, mas Abdala no puede hacer todo el trabajo. Es deber de los que vivimos en esta tierra proteger a nuestros niños, ancianos y a los que nos rodean. Si de verdad «nos ponemos para la cosa», podemos ganar esta batalla también.