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Rescate de Sanguily, un hecho de incalculable valor.

Rescate de Sanguily, un hecho de incalculable valor.

Por: Celia Zaldivar/DECOM

La Universidad de Matanzas rinde homenaje a un hecho victorioso, de gran importancia para nuestra historia, ejemplo de las raíces de la intransigencia revolucionaria de nuestro pueblo: El rescate del Brigadier Julio Sanguily. Fue una proeza militar de la Guerra de los Diez Años, llevada a cabo por Ignacio Agramonte y sus hombres.

El oficial camagüeyano había salido del campamento acompañado de dos ayudantes cuando fue capturado por el enemigo. Sanguily, valiente, digno y leal a la causa revolucionaria, que había sido herido de gravedad en su pierna izquierda, precisaba de ayuda para montar a caballo, y había que amarrarlo y también desmontarlo, pero ni así dejaba de combatir, ni de inspirar respeto, afecto y admiración de sus subordinados y de sus superiores. A esa clase de mambí, a un cubano así, había que rescatarlo, y El Mayor lo tenía claro. Por eso dijo a sus huestes cuando conoció de su aprisionamiento que era necesario rescatarlo o dejar la vida en ello. Sin preguntar cuántos eran los soldados españoles, escogió 35 mambises y partió a rescatar al compañero de lucha. Ordenó a Henry Reeve que siguiera el rastro del enemigo a marcha forzada, el que es divisado en la finca de Toño Torres o pozo de La Esperanza, cuando trasponía la cuenta del camino, y fue una corta y colosal batalla,  “no pelearon como hombres, lucharon como fieras”.

Los versos del poeta Rubén Martínez Villena sobre el Rescate de Sanguily ilustran con orgullo la  hazaña.

Marchaba lento el escuadrón riflero:

ciento veinte soldados de la España

que llevaban, cual prueba de su saña,

a Sanguily, baldado y prisionero.

Y en un grupo forjado por Hornero,

treinta y cinco elegidos de la hazaña,

alumbraron el valle y la montaña

al resplandor fulmíneo del acero.

Alzóse un yaguarama reluciente,

se oyó un grito de mando prepotente

y un semidios, formado en el combate,

ordenando una carga de locura,

marchó con sus leones al rescate

i y se llevó al cautivo en la montura!

El grandioso hecho demostró que Camagüey estaba nuevamente en pleno pie de guerra y con un jefe insuperable, Ignacio Agramonte. El grito de ¡Viva Cuba libre! que atemorizó a los españoles y dignificó y elevó la moral combativa de las tropas cubanas en un sensible momento de la guerra, anotándose una importante victoria política para las filas cubanas. Igualmente nuestro grito de ¡Patria o Muerte! es muestra del fervor revolucionario heredado de nuestros héroes, y muestra de que nunca nos rendimos, seguimos al frente en todas las batallas que nuestra Cuba necesite. Ante la Covid, las amenazas del imperialismo, y la indisciplina social ¡Venceremos! Como fieras defendemos nuestro honor y las conquistas de la Revolución, a la que contribuyeron cada uno de nuestros gigantes del pasado, tales como los que hoy homenajeamos por haber protagonizado el rescate de Sanguily, sin lugar a dudas un hecho de incuestionable valor y ejemplo para todos los cubanos.