COMPLEMENTO

Yo soy sus piernas y ella mis ojos – Me dice él, que ha perdido la visión, mientras sostiene la mano de la delgada y adulta mujer.

Durante el largo trayecto que existe entre el comedor y la residencia en la que se encuentran ubicados,, de vez en cuando, él, le solicita a su compañera que vaya despacio tiene temor de caer o que ella se le suelte y se haga daño…

-Si ustedes así lo desean se pueden quedar en su cuarto y le pedimos a los trabajadores sociales o estudiantes que están voluntarios que les lleven los alimentos- les digo.

Pero se niegan- Esta es la mejor manera de estirar los pies- explica ella.

Vivían relativamente cerca y no se conocían; ella porque las enfermedades le impiden mantener el equilibrio y salir de su casa y él porque una prolongada enfermedad le ha ido arrancando la visión.

La convivencia en el centro de evacuación, debido al lamentable siniestro, los ha colocado en el mismo cuarto ahora se complementan.

-En septiembre si Dios quiere, voy a la Habana y me operan de los ojos así puedo recuperar la visión, entonces sí podré ver a mi nueva amiga.

Él, porta en una de sus manos un recipiente con alimentos-Es para el perrito de ella- me dice y sonríe.

Los voy acompañando hasta su transitorio cuarto, y justo cuando pasamos cerca de uno de los pasillos, el animalito suelta unos ladridos de alegría, entonces él con mucha delicadeza se gira hacia el lugar de donde escuchó el sonido y le dice al can: – Espera un momento, ahora te damos de comer-