Aquí, el rey soy yo /o león tonsurado. Memorias del centro de aislamiento en la Universidad de Matanzas.
Por: Yasnier Hinojosa/ DECOM
Aunque con anterioridad, había escrito muchas estampas del centro de aislamiento y sus protagonistas, yo quería vivir mi historia en carne y hueso, forjarme mis propias vivencias, para que nadie me hiciera un cuento; fajarme con ese león, para ver si es tan fiero como lo pintaban.
Por eso me arriesgué en este peligroso safarí, como voluntario y cuando me llamaron dije: Sí – y asumí los riesgos
Desde el primer encuentro supe que la batalla era grande, tenía que lidear con un adversario temible y poderoso: mis miedos…luego vendría la vigilia , la responsabilidad y la preocupación por los demás, pues al fin y al cabo; yo soy parte de un todo.
Cada mañana, este león, con el ánimo de aniquilarme tiraba sus enormes zarpazos que me hacían subir más de 15 o 20 veces los 3 pisos del edificio donde se desarrollaba la batalla, me obligaba a horas de fregar, limpiar, servir, ayudar, convencer y cuantos menesteres exige la contienda.
No hubo reposo en cada jornada, pues el adversario exigía siempre estar atento a cada movimiento.
En el campo de combate, la fiera me hería con sus mordidas de cansancio de nostalgia… pero la conciencia y el deber me hacían estoicamente ponerme de pie.
A diferencia de Hércules, cuando venció al león de Nemea, no estoy solo, somos un equipo y en la unión está la fuerza…nos mantenemos , sin otra pretención que alcanzar la victoria…y poco a poco con el transcurso de los días , casi sin darme cuenta he comprendido que hemos empezado a destronar a la fiera, haciéndole que se le caiga, esa famosa melena con corona que ostenta.
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