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Lo «humano» detrás del odio y la mentira incendiaria

Lo «humano» detrás del odio y la mentira incendiaria

Las declaraciones ocurren en el contexto de los disturbios recientes en Cuba, instigados por una intensa campaña mediática, con protagonismo en las redes sociales, y dirigida desde Estados Unidos, como parte de la guerra no convencional contra la Isla, tal cual denunció el martes el miembro del Buró Político del Partido y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla.

Quien se asoma a los medios o navega en las redes sociales en estos días, se sumerge en una verdadera oleada de fake news, manipulación y guerra mediática organizada para fabricar la imagen de una nación en caos e ingobernable.

Los demonios del odio andan sueltos entre quienes apoyan cuanta acción se realiza contra la Revolución, sublimados por la desesperación que les provoca la resistencia y la dignidad de los cubanos ante cada nueva agresión, los embates de la pandemia y el recrude- cimiento del bloqueo.

Muestra de las fascistas pretensiones, el alcalde de Miami, Francis Suárez, instó al Gobierno de Estados Unidos a no descartar una intervención militar en Cuba, tras las «protestas» registradas en los últimos días en la Isla.

En entrevista con la presentadora de la cadena estadounidense Fox News, Martha MacCallum, Suárez fue muy explícito al sugerir las soluciones que en el pasado mandatarios estadounidenses aplicaron en países como Panamá, Pakistán y Kosovo.

En el canto de sus propuestas claramente anexionistas, el alcalde no es un solista entusiasmado, tiene el coro de una retrógrada comunidad anticubana que, desde Miami, ha desbordado los medios y las redes sociales exigiendo una «intervención humanitaria» de Estados Unidos en la Mayor de las Antillas.

Han sido muy explícitos: intervención con bombas incluidas.

La Carta de las Naciones Unidas no autoriza una «intervención humanitaria» en los asuntos internos de un Estado.

Por solo citar dos ejemplos de esta acción ilegal, en 1999 la OTAN lanzó una operación aérea contra Belgrado que «argumentó» con la letra de este engendro inventado por ellos mismos: intervención humanitaria.

Los bombardeos allí dejaron unas 2 500 personas muertas y más de 10 000 heridos, y el daño económico osciló entre 30 000 y 100 000 millones de dólares.

En 2003, la misma receta se cocinó y sirvió en territorio iraquí, cuyo pueblo pagó la «ayuda humanitaria» con al menos 500 000 vidas, el saqueo y la devastación de un país que aún sangra por las heridas abiertas de la invasión