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Jorge Marco, del judo al ajedrez

Jorge Marco, del judo al ajedrez

Por: Carlos Manuel Bernal López, estudiante de Periodismo PeriodicoGiron #Matanzas

 Atardece en la ciudad de Matanzas y el sol comienza a escabullirse por el horizonte. De la mano de su padre, un niño de seis años regresa a casa luego del entrenamiento. Aprendió una nueva técnica en el ne-waza y su kumikata mejora día a día. Lo ilusiona cada derribo y admira la nobleza de un deporte como el judo.

Hoy Jorge Marcos Gómez tiene 23 años y estudia la Licenciatura en Cultura Física, en la Universidad de Matanzas. En su tiempo libre, aún practica el arte marcial creado por el maestro japonés Jigorō Kanō en el lejano 1882, pero ahora su pasión fluye por las 64 casillas de un tablero de ajedrez.

 “Me inicié en el ajedrez casi por embullo, cuando, a los siete años me llamó la atención y quise aprender. Mi padre, quien me insertó en el judo, también fue mi primer maestro en el juego ciencia. Poco a poco desarrollé habilidades hasta alcanzar resultados nacionales a nivel escolar. Eso sí, nunca me separé del colchón. Fue al concluir la primaria que tuve que escoger entre ambos y me decidí por este deporte”, rememoró.

 Estigmatizado por un biotipo poco usual en los trebejistas, Jorge Marcos encontró lo fascinante del mundo de los enroques y los jaques. Tras la impronta de sus coterráneos y Grandes Maestros (GM) Reinaldo Vera y Yusnel Bacallao, el joven asume el reto de una carrera en pleno ascenso.

 “En mi deporte se compite mucho y es necesaria la salud mental de los atletas. Llevarlo a la par con el estudio representa un esfuerzo que todo deportista debe hacer. El ajedrez requiere, además, de muchas horas de análisis, observación, seguimiento de las principales tendencias y jugadores a nivel mundial. Soy un muchacho muy sociable, mas, eso no me impide el compromiso con mi carrera”, asegura. También le apasiona la música y el ejercicio físico como pasatiempos.

Con apenas 19 años, el yumurino ganó un puesto en la final del Campeonato Nacional absoluto de 2017. Desde la ciudad de Santa Clara, las jugadas de este bisoño se hicieron sentir, mientras culminaba el evento con una victoria, cinco tablas y tres descalabros. En dicho torneo, siendo aún Maestro FIDE, enfrentó a GM como Lázaro Bruzón, Isán Ortiz, Ermes Espinosa y Camilo Gómez, para acumular valiosos puntos Elo y convertirse en Maestro Internacional.

Jorge Marcos atesora en sus vitrinas destacadas participaciones en certámenes foráneos en Colombia, México, Trinidad y Tobago, El Salvador e Italia, país donde concursó en el Campeonato Mundial Juvenil de Tarvisio 2017. Según palabras del propio atleta, “esa fue una de las competencias más fuertes a las que he asistido, a pesar de mi juventud competí con jugadores rusos, chinos e indios de experiencia”.

 Condicionado por la pandemia global de la covid-19, el ajedrez ha movido sus fichas hacia el entorno virtual para evitar la inactividad competitiva. En este contexto, los trebejistas cubanos han intervenido en varios eventos desde diferentes plataformas de juego. Hacia allí también ha mirado Jorge Marcos. Como primer tablero del Cuba 2, fue el único de los 11 representantes antillanos que culminó invicto en el último Campeonato Mundial Universitario online de ajedrez.

“Ha sido una experiencia nueva, pero me he sentido muy cómodo a pesar de nuestra poca adaptabilidad a este tipo de formatos y a las dificultades tecnológicas que se presentan. Es una forma distinta de jugar, aunque con los mismos preceptos del ajedrez clásico. Lo principal es mantenerse activo y medirse constantemente con otros hasta que regresen los duelos presenciales”, aseveró el subcampeón nacional juvenil de 2015.

Junto a su compañera de equipo Leancy Fernández, constituye hoy los herederos de Capablanca en la Atenas de Cuba. Al judoca ajedrecista lo atraen las aperturas y defensas activas, aunque reconoce la importancia de un juego integral para ganarle a cualquier adversario.

 El discípulo de los entrenadores Enrique Galú y Carlos Real, sueña con sobrepasar los 2 500 puntos Elo y alcanzar las restantes normas de GM. Con la confianza que le otorga su juego, aspira a integrar algún día no tan lejano la selección olímpica de Cuba, mientras perfecciona cada jugada tras el reino de Caissa.

“El ajedrez se ha convertido en gran parte de mi vida. Luego de 16 años practicándolo con seriedad, pienso que no me puedo deshacer de él. Lleva tiempo, estudio y sacrificio para un joven, pero nunca me arrepiento de eso. Fue mi elección de vida”, finalizó.

 Frente a un cuadrado blanquinegro, vuelve a adentrarse en un mundo de jugadas tácticas y movimientos sagaces. La mirada fija en algún lugar del tablero impide al rival adivinar el próximo lance. Mueve el alfil pálido hacia una esquina cuadriculada, mientras la torre custodia y el caballo aguarda. El rey contrario está sitiado. ¡Jaque mate!