Me erizo, crónicas del evento
Por Yasnier Hinojosa/ DECOM
Habla con ese desenfado peculiar y la gracia que tiene toda mujer cubana, esa que invita a estar escuchándola por horas. A través de un mensaje en el móvil le he preguntado si tiene la posibilidad de intercambiar con miembros del equipo de Comunicación de la Universidad de Matanzas.
Para suerte nuestra ha accedido, pesé a que ha estado ocupada en el Í Taller Científico Metodológico de socialización de experiencias sobre evaluación de la reserva deportiva cubana, que se celebra la Universidad de Matanzas.
!Caramba!; delante de mí tengo a alguien que por poco hace que mi visita al reparto boca arriba se adelantara, fue en aquellos juegos de los 5 aros del 2004 donde las Espectaculares Morenas del Caribe derrotaron por el bronce a la fuerte escuadra brasileña.
Desde sus 1.80 cm de estatura, Yumilka Ruiz, la tres veces medallista olímpica, responde o mejor dicho remata, cada pregunta que le hace Gisselle y concluida la entrevista, ya más relajada, esta gloria del deporte de nuestro país y del mundo, reparte su escaso tiempo para conversar y sonreír.
De su labor actual en favor del voleibol cubano, y de la época dorada del deporte femenino de la maya alta, habla; cuenta del día que Fidel las recibió en el aeropuerto después de alcanzar la medalla de bronce “estábamos casi escondidas en el baño, pues, teníamos vergüenza, imagínate, tres olimpiadas seguidas alcanzando el oro y de pronto culminar en tercer lugar, cuando el director del INDER, nos dice que el Comandante había solicitaba que las voleibolista bajaran entre los medallistas laureados con el áureo metal, nos regresó el alma al cuerpo y nos sentimos eufóricas; yo baje portando la bandera, porque aquel bronce tenía el sabor dulce de la victoria.”
Cuando rememora el momento me muestra el antebrazo para que vea que la piel se le ha puesto como de gallina -Me erizo- dice.
También en el diálogo sale a colación el vínculo deportivo que sostuvo con Eugenio George, considerado el mejor entrenador del mundo, y con Nikolái Karpol experimentado entrenador del equipo femenino ruso con el que tuvo la oportunidad de trabajar, conocimos de sus estilos de dirección y de la admiración y respeto que se profesaban ambos estrategas.
Un año después de la muerte del primero, su homólogo hizo un viaje a Cuba y ella tuvo la oportunidad de acompañarlo al cementerio de Colón, allí, frente a la tumba de George, Karpol, pidió una silla y en señal de cariño, se sentó para conversar con su viejo amigo.
Entonces, otra vez me muestra el brazo y yo también siento el mismo escalofrío.
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