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En el corazón siempre Espino

En el corazón siempre Espino

Redacción: Claudia Díaz Pérez / Reportera Radio Rebelde y egresada de la Universidad de Matanzas.
Desde el comienzo la vida universitaria se desarrollaba en el aula, la beca, la biblioteca, la cafetería, la Casa de la Música, la parada y el cine club. En este último sitio vivía el profesor Espino. Allí pasaba más tiempo que en su casa.
Los estudiantes de periodismo teníamos en ese pequeño espacio, vecino del Teatro universitario, nuestro sitio de encuentro. Ahí habitaba la redacción de “El Universitario”, la computadora lenta, la sala en que vimos filmes cubanos, las finales de la Serie Nacional, ahí se desarrollaban los Torneos MVP y hasta la discoteca. Ahí defendí mi tesis, abracé a mi abuela con un trofeo en la mano y me regalaron hasta ahora el más valioso anillo de mi vida.
Sus discípulos preferidos eran Pedro Rizo Martinez , Gabriel Torres Rodríguez , Guillermo Rodriguez Hidalgo , Yosniel Gonzalez Delgado , Alexander Garcia Milian , Miguel Marquez Diaz , cualquiera de ellos podía tener la llave del cine club.
El profe Espino nos cobijaba, nos protegía y defendía, incluso llegó a lavar un cubo y un ventilador, cuyo churre llegó a las páginas de “El Universitario”.
Siempre lo escuchaba con admiración relatarnos historias de Rosita Fornés, Carilda Oliver y Marta Rojas. A todos los estudiantes les proponía hacer la tesis sobre Marta Rojas. Desde el segundo año le decía con timidez: «profe, yo quiero», pero él no me miraba, hasta que un día logré bajarlo de su bicicleta y sentarlo para hablar con seriedad.
Vamos a ir a La Habana para conocer a Marta Rojas, me dijo, y cumplió muchas veces. Ni siquiera aceptaba que le pagara el almuerzo en la capital. Cuando llegó el día de la defensa no podía creer que tenía sentada a la autora de Inglesa por un año, la periodista del Juicio del Moncada en su cine club. Ese día ví en su rostro la felicidad y me dijo al oído que este era uno de los momentos más extraordinarios de su larga carrera.
Ayer falleció el profe Espino y pasaron como secuencia o reel los recuerdos compartidos. Espino fue un personaje de novela, una presencia cotidiana que nunca llegué a conocer, un Quijote con algo de Sancho, una cobija para las primeras generaciones de periodistas egresados de la Universidad de Matanzas. ¡Hasta siempre, profe! Gracias por acompañarme a caminar La Habana con el corazón de cardenense sobresaltado.