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CLAUDIA LAUREN: EL DESAFÍO DE EDUCAR CON UN PROPÓSITO

CLAUDIA LAUREN: EL DESAFÍO DE EDUCAR CON UN PROPÓSITO

Por Yasnier Hinojosa
Entre las muchas historias inspiradoras de nuestros estudiantes universitarios destaca la de Claudia Lauren Sesat Van Vin, integrante del contingente “Educando con Amor”, iniciativa creada para cubrir la demanda docente en municipios de Matanzas.
Como estudiante de segundo año de Ingeniería Química, Claudia ha asumido con compromiso la tarea de impartir clases de Química a siete grupos de 8vo grado en la ESBU “Baraguá”, tras haber guiado a estudiantes de noveno grado durante el primer periodo académico en ese centro. Su motivación se arraiga en el ideario martiano, donde el amor se erige como fuerza transformadora de la sociedad.
Su labor combina el rigor científico de su formación universitaria con estrategias pedagógicas adaptadas a adolescentes. Cada clase exige equilibrar contenidos académicos complejos –como fórmulas químicas o reacciones termodinámicas– con dinámicas interactivas que capten la atención de los estudiantes. Este proceso, abordado con disciplina y creatividad, ha sido valorado de excelente por los escolares, quienes la recompensan con cariño.
El camino no ha estado exento de retos. En un taller organizado por la Vicerrectoría 1 y la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC) de la Universidad de Matanzas –espacio para evaluar el desempeño docente y las problemáticas en las aulas–, Claudia reflexionó sobre sus inicios: los miedos al enfrentarse a grupos numerosos, la dificultad de gestionar tiempos entre sus estudios y la docencia, la preparación de clases que tiene que asumir sola, las muchas horas frente a grupos y la satisfacción de ver cómo sus alumnos progresan.
Para esta joven, la experiencia se resume en una palabra: “desafío”. Un término que abarca tanto las exigencias logísticas como el crecimiento personal derivado de influir en decenas de adolescentes.
Mientras muchos pueden dedicarles tiempo a su preparación personal , ella permanece entre pupitres, pensando como desarrollar con maestría su labor pedagógica. Su trayectoria ejemplifica cómo “Educando con Amor” trasciende la mera cobertura de plazas docentes, convirtiéndose en un laboratorio para desarrollar liderazgo colaborativo de empatía e innovación educativa.
Esta iniciativa, reconocida por su impacto en escuelas matanceras, demuestra de qué metal están hechos nuestros jóvenes, quienes fueron reconocidos en el taller.
Claudia y sus compañeros cada jornada no solo aportan clases de Matemática, Química o Física, también ofrecen lecciones invaluables sobre compromiso social; con su actuar, van tejiendo un modelo formativo que materializa el sueño martiano de una educación integral, inclusiva, arraigada en el amor.