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Adelaida Rubiel Gómez y su pasión por la literatura.

Adelaida Rubiel Gómez y su pasión por la literatura.

(Por: Beatriz Mendoza, estudiante de Periodismo )
Estantes llenos de libros, algunos con portadas brillantes como muestra de su juventud, otros menos llamativos por el paso del tiempo. Todos y cada uno forman parte de la vida de Adelaida Rubiel Gómez, quien ha consagrado décadas de su existencia al arte de la literatura en la librería de la Universidad de Matanzas.
 Hace tan solo unos días recibió la distinción La tórtola, creada por la Dirección Provincial de Cultura en Matanzas para reconocer la labor de quienes fomentan la cultura en provecho de la comunidad. Amablemente me permitió unos minutos de su tiempo para entrevistarla, lo cual agradecí.
¿Trabajó toda su vida en la librería?
– No. Soy licenciada en Educación Primaria. Dediqué mis primeros años a ella, exactamente en el municipio de Limonar, en una escuela rural. Después me incorporé a la Universidad como librera.
—¿Solamente labora para la Universidad?
—Pertenezco al Centro Provincial del Libro y la Literatura, por lo que hago extensiones en muchas escuelas, sedes de trabajo u otras actividades donde estén mis textos, como la venidera Feria del Libro. No obstante, ya llevo 36 años en la Universidad, por lo que constituye una institución muy entrañable para mí.
 —¿Cuánto significan los libros para usted?
 —Mucho, la librería es mi casa. Cualquiera que me pregunta por un libro yo le digo si lo tengo o no, así como el color que posee, cómo es su carátula, la ubicación, en fin, eso es parte de mi vida. Es mi trabajo y me gusta.
 “De la misma forma que adoro leer. Trato de estar siempre preparada para cualquier interrogante que me pueda hacer una persona cuando entra al local”.
 —En lo personal, ¿cuánto significó para usted el hecho de recibir la distinción La Tórtola?

 —Para mí fue muy importante pues es la primera vez en la historia que la recibe una librera. Sucedió gracias a la propuesta del director de este centro sobre la posibilidad de recibir el premio una trabajadora con gran experiencia y buenos resultados en su trayectoria laboral.

 —¿Se pudiera afirmar entonces que representó un estímulo para continuar su labor?
 —Claro que sí, hay personas que me preguntan si pienso jubilarme y yo les digo que no, todavía, tengo mucho por entregar todavía.
 “Entonces, hay Adelaida para rato”, le digo. Mientras, entre risas y agradecimientos, me despido, pero pensando que en este pedacito de la casa de altos estudios habita una amante eterna de los libros.